domingo, 17 de marzo de 2013

El compañero de Vladimir. (Basado en El cuervo de Edgar Allan Poe)

Si ustedes lectores míos, llegan a pensar que solo los humanos podemos guardar experiencias y sacar provecho de las situaciones de manera exitosa y casi siempre bajo un índice de maldad, o una de dos... o son ustedes bastante tontos, o jamás han salido de las cuatro paredes de vuestra casa y espero sinceramente mis amigos, velo porque sea la segunda.






Escribo con la razón del recuerdo vivo de días jubilosos, viejos compañeros en noches reflexivas medio alcoholizadas, ellos han hecho saber a mi que odian sentir miedo, que debería ser una emoción erradicada del psique humano puesto que te genera estrés y sobre todo te hace sufrir; recuerdo que Vladimir escribió  la nota dejando en claro que no le prestaba atención a esto cuando decidió comprarlo, cuando decidió comprar al cuervo de ojos profanados y oscuros que a veces sentía, al mirarlo fijamente a veces sentía, que sin parpadear de a momentos clavado sobre sus pupilas a veces sentía, que éste le robaba de a sorbos lo  poco que quedaba de su amarga y triste alma. Vladimir era el típico viejo semi calvo, solitario, cojo y tuerto del cual los niños suelen huir, de esos personajes con un aura causante de sensaciones... tanto la del miedo y del rechazo, como la de curiosidad y enigma, puesto que nunca nadie supo de dónde salió. Poco se sabía del hombrecillo en el pueblo, nunca se casó ni tuvo hijos... pero característico de éste siempre era  cargar con una soga amarrado a su dedo anular, y al otro extremo de la misma castigado por la delgada pero resistente cuerda su compañero de vivencias, un cuervo. 

¿Qué haces tú cuando te sientes en problemas? , ¿qué hace un hombre sin familia y sin dios a quién rezarle por mera búsqueda de apoyo espiritual, emocional? , ¿qué siente su corazón latido a latido ver los años que pasan, restando horas a su miserable vida deseando que la parca lo visitase algún día? ¿¡qué coño hace un hombre con un cuervo amarrado a su dedo, sabiendo que éste le eriza hasta el último vello cada vez que se postra frente a su vista!? quizá nunca lo sabremos, pero el ave posiblemente fue la única que supo cargar con las quejas del viejo, escuchando las experiencias del mismo... y su muletilla  por decir que "nunca mas" cuando abría la boca para demostrar odio y rechazo por algo.

"Nunca más", a los niños cuando la pelota caía en su parte del cerco de jardines. "Nunca mas" gritaba a los religiosos que tocaban a su puerta para charlar sobre Jesucristo. "Nunca mas" para sí mismo, cuando le daba por llorar posado en su sofá de antaño esperando a morirse. "Nunca mas" cuando se acordaba en memorias borrosas, años juveniles leyendo algún libro de ciencia olvidada. "Nunca mas" para sí mismo otra vez, cuando pensaba en acabar con su penosa vida. "Nunca mas" cuando miraba al cuervo a los ojos, y habiéndole entregado un poquito más de su espíritu a la bestia emplumada, pues quizá era el pago que debía darle por la libertad de sus alas. "Nunca mas" al intento de sonrisa, "nunca mas" al disfrute mínimo de la bebida, y "nunca mas" a eso que todos llamamos paz y felicidad. 

Vladimir terco y amotinado dejó plasmado en su nota de despedida,
que poco a poco sabía que se iba quedando corto de alma y de vida,
 pagando al cuervo por su silenciosa, triste y venenosa compañía
se iba adentrando él mismo en un callejón estrecho, helado y sin salida.

 Éste le cobraba  diariamente una vez sin falta y sin titubeos,
 ni siquiera el agua o la comida eran tan apetecibles como robarle el alma al viejo,
 y este mismo, calculando secretamente el momento de sucumbida
 se ríe a carcajadas moribundo ya sin fuerzas postrado en su  deshilachada guarida.

 "¿Qué harás ahora pajarraco enfermo, si ya me quitaste todo lo que querías?,
 ahora cuando me muera y duerma no tendrás quien apague tu sed por las almas vivas,
me da gracia pensar que yo descansaré al final de estos pesados momentos
y que tú vagando por los vientos sufrirás el hambre que te atosiga"

La bestia se posa en frente ya sin cuerda que lo encadene al dedo del viejo,
sus ojos se enrojecen y da la sensación de que se encuentra bastante hambriento,
el ser que habita en su interior es sin duda lo peor de este relato,
Vladimir no podrá descansar porque hace tiempo vendió su alma al mismo diablo.

"¡¿Se ha acabado todo, ya podré reposar,
al sitio donde me vaya con amigos me iré a encontrar?!,
en la eternidad divina yo podré muchísimo disfrutar,
porque ha llegado el momento de irme y lejos de ti poder descansar"

Y el cuervo con sonrisa burlona le dijo: "Nunca mas"



¡Pobre Vladimir!


Si quieres y gustas de saber cuál será la próxima víctima del cuervo... http://www.youtube.com/watch?v=RCLOfKbQ7SQ