domingo, 30 de junio de 2013

Tributo a los ojos de luna llena.


Cayendo suavemente la luz, 
ocaso en el horizonte 
pisadas singulares de un hombre
que guarda emoción en su corazón;
pisadas singulares de un hombre
con paso emprendido en colinas,
ya han pasado 27 días
de la última vez que su luz vio.

Se ha ido a los espacios verdes
consigo mismo a reflexionar,
ojos de luna llena
sabe que esta noche saldrán.
Ojos de luna llena
por estas fechas aparecen
habrá que esperar unas horas
para poderos deleitar.

De hace semanas, me pierdo en bosques,
tres días y tres noches
 necesario es andar,
para poder a la luna, en espacios tranquilos,
llena, luz serena, iluminando caminos
y rogando a los vientos
 contar con su apoyo,
me dirijan al norte
 y me ayuden a buscar.
Llena, luz serena, iluminando caminos
siempre tus ojos, siempre espero encontrar.

Como cazador nocturno
 en las noches te busco;
no hay calma a mi pena si tu luz no puedo apreciar,
ojos de luna llena, que tu luz nunca me deje
y que hasta el día de mi muerte,
no te deje de buscar.

¿Y qué pasa si algún día,
no te encuentro luna llena?;
¿y tu luz nunca jamás, me llegues a brindar?;
no espero estar vivo
 para cuando tomes semejante idea,
porque prefiero estar muerto antes que tu luz no ver más.
¡Así decido por mi nombre,
serte fiel mi luna llena!;
Y más allá del deceso
aún te sabré buscar;
ambas la vida y la muerte
son viejas compañeras,
pero ninguna de ellas
de tu luz me podrán separar.

Ojos de luz llena, ojos de luz serena,
 siempre caminante
por los bosques te he de buscar,
sal para mi las 3 noches
de cada mes, nunca ausente,
porque con paciencia siempre
yo te sabré esperar.

Por siempre tuyo, mis ojos de luna llena
calma de mi ansiedad y penas,
defensora de mi soledad;
calma de mi ansiedad y penas
tranquilizadora de mi humanidad,
¡nunca te vayas luna llena,
siempre te sabré apreciar!





















viernes, 21 de junio de 2013

Ira

Vorágine, cierro los puños con tanta fuerza que me estoy clavando las uñas en mi propia carne. El aire no me quita la sensación de asfixia, es el hecho de haber perdido una guerra no literal, sino más bien mental... una guerra que nadie sabía que peleaba solo yo; era pues el único en ella y los demás contrincantes ni siquiera sabían que estaban inmersos y de la misma forma me han vencido. Hoy a mediana edad hago retrospectiva y me encuentro teniendo 19  y rogándome a mi mismo no ser un perdedor, hoy lo he sido y con todos los kilos... no me basta con haber llevado una vida de respeto social y austera, con una reputación decente como lo envidiarían los demás, porque siempre he terminado siendo insuficiente, incompetente; convirtiéndome en lo que a veces he odiado durante toda mi vida... un ser hipócrita y detestable. Sin embargo sé que la vida es corta, y no titubeo ni un solo segundo puesto que no me arrepentiré de lo que haré a continuación.

Todo esto es culpa de mía, quizá fuese distinto si hubiese sido desde antes un mejor hombre, pero creo que he nacido con esta maldición. Una marca que me ha sellado desde muy temprana edad y que hoy mismo, bajo esta lluvia de Junio le haré honores a partir de muchas balas y sangre.

Estoy justo afuera de la casa del hijo de puta ese, el banquero con el que se acuesta, desde aquí puedo escuchar los gemidos de ella... la lluvia cae y el frío me ayuda a pensar de forma directa, vuelvo a temblar pero no es por el anhelo del calor, es la emoción que tengo, la mezcla entre furia y ansiedad me embarga, recorre por cada arteria y es la responsable de mis movimientos, me quema la espalda, la cara y en general todo el cuerpo, es una felicidad muy curiosa, me froto las manos. Voy a disfrutarlo.

 Mis sentidos están muy agudos, el agua chorreándome por la punta de la nariz y la oscuridad de la noche dibujan mi sombra... la sombra de un asesino. Os voy a matar a los dos, lo he decidido y no alcanzarán suficientes personas o funcionarios para hallar el paradero del matón, porque si hay algo que sé hacer muy bien es pensar las cosas... conduciendo hasta aquí he planeado muy bien lo que voy a hacer y no es algo drástico ni estratégico, yo lo llamaría silencioso y truncador. Voy a entrar a la casa y ellos juntos estando aún en la cama les vaciaré el cargador. El demonio me susurra otras perversiones al oído pero yo no le hago  el suficiente caso, basta con las atrocidades que pronto voy a cometer y espero que lo sufran, lo sufran muchísimo porque soy egoísta y no me importa, al fin y al cabo todo este tiempo me he dado cuenta que he nacido en el planeta equivocado en el momento equivocado. Dios me ha quedado muy pequeño, si soy su hijo me ha criado muy mal o me ha abandonado a mi suerte hace rato y otros seres, los mal llamados demonios han usurpado en mi calma y han hecho libre la ira que he tenido encadenada en el fondo de mi corazón. Estoy apretando tanto los dientes que las encías me sangran pero no me duelen, estoy sedado y ciego porque lo único en lo que me concentro son en dos cuerpos, dos objetivos y totalmente cerca. Nadie me ha visto aparcar en la acera de enfrente, estoy tan confiado por la lluvia y los truenos como si la naturaleza quisiese que llevara a cabo mi labor, que he caminado con paso elegante, tarareando una vieja de AC/DC, con la Deseart Eagle en la mano izquierda y sonriendo todo lo que me place.

Si hubieses visto, con cuánta precisión he forzado la puerta, con cuánto sigilo me he deslizado por su casa y  como un animal con hambre rastreando en plena oscuridad el sonido de su respiración hasta la recámara principal, créeme, te habrías sorprendido; contando los pasos que doy y restando los segundos que a ellos les quedan suelto un pequeño grito ahogado en señal de impaciencia y aberración. No me siento humano, es que no soy yo mismo ¿o sí lo soy?, sea lo que sea, lo que soy... me alegra haber despertado tanto tiempo después, tantos años queriendo saciar mi sed, ¡y vaya que voy a atragantarme!. Me pregunto siquiera, tan solo siquiera si se imaginan por sus cabezas, qué figura o qué ser tienen afuera, esperando después de la puerta... me pregunto si se imaginan mi cara, mi intento grotesco de sonrisa ¡no!, no podrán... no podrán siquiera articular palabra alguna de súplica, porque si bien les dejaré que me vean por unos segundos, que la luz del relámpago ilumine mis facciones por un instante, solo por un instante antes de empezar, después de abrir la última puerta, yo; que soy el mismo demonio, la misma muerte encarnada y el verdugo de sus almas, los abrazaré y me los llevaré arrastrados al otro mundo.