viernes, 28 de noviembre de 2014

Review: La Muerte de Iván Ilich.

Muy pocas veces me he encontrado en situaciones donde haga algo que aunque sé que sea difícil, lo emprendo porque me gusta. 

Quizá muchos se sientan relacionados con esta afirmación porque se han visto sentados en el mismo banquito. Otros tal vez me hagan saber que tal -afirmación- es en un sentido incorrecta porque lo que a un humano (por promedio) le gusta hacer, nunca (o muy rara vez) le es difícil.

Pero resulta que en mi caso (ni idea si en el tuyo), existe algo que no suelo frecuentar en actividad o pasatiempo porque por encima de lo interesante o divertido que sea, le tengo un respeto-miedo tan considerable, que prefiero guardarme tales emocionantes para una conversación con un amigo que comparta la misma fascinación por las historias. Yo le tengo miedo a los reviews. 

A hacer reviews. 

Casi nunca he hecho porque es un asunto tan delicado y tan personal el gusto o la crítica hacia un arte, que me parece fuera de lugar (que yo) llenar documento con un análisis sobre algo para prestigiarlo o destruirlo. Creo que no haría algo para lo segundo. Nunca. 

Para mi el "me gusta" o "es un asco" se especifica más en una conversación amena. Supongo que siento que hay más recursos. Sé que hay gente que vive de esto y bueno, es distinto. 

Pero algo me dice que nunca tendría tiempo para hablarle a todos mis amigos o conocidos sobre este cuento. Sea por las razones que sean, siento que es necesario poner aquí lo que uno puede llegar a aprender sobre ciertas cosas escritas. Cosas que pueden llegar hasta hacerte mirar la vida de forma distinta, para mejorar. 

Leer "La Muerte de Iván Ilich" de León Tolstoi puede cambiarte la vida. 

A este cuento le debía demasiado tiempo. Un doctor que me daba clases en primer año de la universidad nos lo recomendó una de las mañanas, como siempre los viernes temprano. Recuerdo que él dijo algo como "Para que se les ericen los vellos de la piel". Lo subestimé totalmente. 

Pero dado que respetaba (y respeto) muchísimo a mi profesor, busqué el cuento por poco más de un año, hasta que un amigo lo encontró al otro lado del país casualmente al recordar que yo estaba interesado en el título. Me lo envió por el servicio de encomiendas y lo puse en cola. 

La fama de León Tolstoi como escritor legendario no es precisamente de gratis. Aunque éste cuento (que no llega ni a las 80 páginas) fue escrito hace más de 120 años, se devora con una facilidad asombrosa. 

Pareciera que ni el tiempo ni la cultura pudieran ser obstáculos para sentirte bienvenido en la historia. Se cuenta en un ambiente formal y aristocrático, pero el autor deja el camino con luces para no perderte en confusiones y seguir los acontecimientos como si fuesen tus oídos los que escuchan las palabras del célebre escritor. 

La Muerte de Iván Ilich no es una gran historia solo porque sea emocionante y enternecedora, no solo porque nos haga fruncir el ceño por su crudeza y lástima. Si no porque habla de lo que todo individuo de esta especie ignora y nunca quiere tratar. El largo, triste y a veces desesperante trayecto de una enfermedad degenerativa hasta la muerte. León Tolstoi tomó lo mejor de una sociedad totalmente parcializada en bienes materiales, caprichos, dinero, estética, hipocresía, clasismo, excesos y lo transformó en un monstruo lleno de crudeza y dolor.

El protagonista, un hombre que se basó toda su vida en llenar las expectativas de la sociedad, de lo que consideraba correcto y honorable, cae por mala suerte en las manos de una enfermedad para el tiempo "indiagnosticable" y comienza un viaje lleno de reflexiones y esclarecimientos sobre lo que lo rodea. A medida que pasa el tiempo, la enfermedad va minando estratégicamente todo lo que a este hombre le importa, y luego de detonar, descubre qué es a lo que toda su vida ha dedicado tiempo y esfuerzo. Lo vacía de su existencia, el opaco camino que ha elegido y el ponzoñoso aire del cual se ha estado nutriendo durante tanto tiempo, entre muchas realidades que van flotando a partir del lento pero imparable descenso hacia el fúnebre final.

No sé de donde pudo haberse influido el autor. No sé tampoco con qué cercanía habrá contado para hacer temblar con tanta intensidad los cimientos de lo que yo considero correcto y agradable. Pero lo seguro es que León Tolstoi puede hacerte pensar durante mucho, si estás verdaderamente en el camino que tú elegiste, o en el que otros te eligieron. 

Apenas terminé este cuento, me puse a pensar que mi profesor nos lo recomendó quizá por la importancia que tiene para diagnosticar a una sociedad tan superficial; la venezolana, la americana, la occidental, el mundo. Como estudiantes de medicina habríamos de encontrar el veneno entre las venas de la comunidad donde vivimos, podríamos encontrar un nido más de sufrimiento..., el verdadero génesis de más de la mitad de las patologías crónicas con las que vayamos a lidiar en un futuro. 

Pero a pesar de que es en una parte cierto (y sino es así, perdóneme profesor) pensar solo de esta forma sería sumamente tonto.

Leer La Muerte de Iván Ilich es imprescindible para todo ser humano porque te puede hacer parar en el trayecto de tu vida al menos unos minutos y pensar si estás en la dirección correcta, en la que desea estar tu corazón. 

Permite tener miedo de estar equivocado, deja que pienses sobre tu futuro y sobre lo que has dicho, dices o pensabas decir. Permite amar más quién eres, cuánto importa la vida y cómo te importa tu familia, tus estudios, tu trabajo y tu Dios. 

Te horroriza pensar si eres Iván... te perturba el hecho de estar leyendo una profesía que se cumple siempre, todos los días en todas partes del globo, con las mismas paradas y los mismos descensos, todos igual de críticos e implacables. ¿Somos Iván Ilich?, ¿tendremos su misma suerte?

¿Somos quiénes queremos ser?, ¿estamos dirigiéndonos hacia la verdadera felicidad?

Yo le doy 100 puntos, porque me valió poco que no entendiese ciertas palabras, el contexto es tan claro que lo comprendes como una canción de cuna. Te lo recomiendo muchísimo, prometo que te va a poner a pensar lo que te dije arriba (y quizá sobre un par de cositas más, relacionadas con la bondad y la empatía, pero eso es cosa tuya). 

La lectura te da las puertas hacia muchas emociones y crecimiento. Yo jamás había leído algo de León Tolstoi aún con tanto haber escuchado sobre su magnífico repertorio, ahora cazaré sus obras como un tiempo atrás aceché las de otros increíbles autores. La Muerte de Iván Ilich es un cuento con el que se goza y se sufre, con el que se enternece y apiada, pero sobre todo con el que se aprende.