Que sueño tengo, aunque no puedo dormir. Cuando más se quiere
descansar y ayudar al cerebro a recuperar las fuerzas de largas horas de
trabajo, surgen pensamientos sacados de no sé qué parte de algún lóbulo maldito
donde se crean historias, conversaciones, recuerdos y proyecciones que te
mantienen pensando, agotando la mente, y tú queriendo ignorarlas en definitiva
y apagarte, como cuando bajas un swicht
de alguna luz, dormirte y que pasen 3 horas bajo el silencio reparador del
olvido.
Trabajar dignifica al hombre; pocas cosas en la vida dan
tanta autoestima a mi parecer. Claro que ganar una apuesta, meter un golazo,
darte los besos con la mujer que te gusta te llenan (a veces) de las endorfinas
necesarias, pero no nos desviemos. El trabajo es la principal característica
antropológica que nos separa del resto de seres vivos, o al menos de los
animales, no metamos a las plantas en estos rollos filosóficos, mi profesor de
antropología cultural no las metía y yo, con mucho menos curriculum y cerebro,
tampoco pienso hacerlo. El trabajo que da gusto, encima que da plata, forja el
carácter. Te hace crecer constantemente, te integra socialmente y te mantiene
vigil. Esto parecería un mensaje motivacional sobre esclavizarte ante tus
patrones, no soy de ese estilo, aunque tampoco soy marxista y mucho menos
sindicalista. Crecí con esta actitud de mierda hacia las ocupaciones, mantente
ocupado y no te volverás loco. Aunque hay locos que han estado siempre
ocupados. Y locos que estuvieron tan ocupados que se volvieron locos. Solo
fíjate en los japoneses que se mueren trabajando, los europeos que se suicidan
manejando aviones llevándose un montón de gente al infierno o los gringos
sacando pistolas en escuelas básicas, todo justificado por estrés laboral, y
una que otra excusa racial o religiosa; me estoy desviando otra vez, maldita
sea. En fin, un tipo dijo una vez: “quien disfrute de lo que haga, nunca tendrá
que trabajar”, una frase hermosa pero cobera puesto que nunca he visto a
alguien que aunque disfrute y conozca de su trabajo, no le empute alguna vez
pararse un lunes para ponerse a trabajar, creo que esta frase es de esas estilo
“información veraz y transparente” en los medios de comunicación, por supuesto
que todos saben que ellos ponen sus matices en la forma como comunican, no sean
huevones; “paz mundial” es otra que me emputa, que ganas de ser un mentiroso.
Trabajar en algo que odias tiene que ser un castigo
vietnamita, y para los que odiamos muchas cosas, jaja, coño, es la
verdadera mierdera.
O imaginemos un trabajo que te guste, pero en condiciones de
mierda. Como el mío pues. Yo trabajo en un hospital, mi país está en una crisis
de las más arrechas de la historia moderna (no estoy jodiendo, mucha gente
seria lo dice) y probablemente, la peor del mundo occidental (vivo en el
Caribe). Un día un miserable socialista fue montando una tarima donde ya habían
los ingredientes sabrosos para un holocausto y bueno, ahora tenemos una
inflación que pasa las 4 cifras y 5 millones de emigrados según Naciones
Unidas, PERO COÑO, no me quiero desviar.
Como muchas instituciones de salud las administra el estado,
los hospitales no escapan ni un poquito de la crisis, las atropella de frente
como un camión a 180. Nadie escapa en realidad, si quieres verle los verdaderos
dientes al perro en una colectividad puedes ir o al terminal de pasajeros o al
hospital, distintos contextos, mucha miseria.
Eran las 3 de la mañana de un miércoles en el servicio de
sala de partos, buenos médicos de guardia, todos jóvenes, todos fornidos por
los castigos de hace 4 años. El país explotando diariamente todos los días, una
cosa progresiva, satánica. Todos los médicos jóvenes tienen poca paciencia,
bueno, es lo que he visto. Aunque no es sinequanum. Adolescente de 18 años con
un embarazo de, 39 semanas?… no sé, estaba a término, o sea estaba bien,
pariendo. Yo todavía no me explico de forma profunda que los lleva a tener
hijos en una situación tan grotesca, pero la respuesta rápida es la falta de
educación. Como sea. Llega, se queja, grita, pide auxilio, se le atiende, se le
orienta. Pero como dice el dicho “El que no sabe, es como el que no ve”, esta
chica esta cegada por el miedo, por el dolor, tener a un feto de 3 kilos y pico
saliéndote de la vagina debe doler horrendo, yo lo tengo claro, algunas
personas me parece que no.
Cómo te llamas, le digo; María, me responde; Tienes tus
cositas?, guantes, yelco, ropita para el bebe, pañales, clamp, etc etc etc?;
No, no, no, no, nada de eso. (coño de la madre), empieza el peo con mis jefes.
Otro rollo que tengo clavado desde la niñez, la obsesión con
seguir órdenes del jerarca. Mi papa fue muy estricto, pero no vivió lo
suficiente conmigo para adiestrarme como soldado. Creo que es el subconsciente
de manada, seguir al líder, mamífero primate al final. Esa vendría siendo la
excusa antropológica, si queremos, mendeliana, si me permiten, pendeja dirían
algunos. O quizá tengo una fantasía con los israelíes y los japoneses de ser
unos monstruos mecánicos en la toma de decisiones a partir de las ordenes, por
algo les va bien, son ricos. Ay, pero es que somos caribeños, El coño de tu
madre, estamos pelando bolas desde hace 30 años y la gente se está muriendo de
hambre, todo lo sabrosito del caribe te lo puedes meter por el culo, perdón,
desvío, recalculando.
Decía Victor Hugo en Los Miserables que pocas cosas son
peores que la pobreza del hombre, la miseria de la mujer, e incluso hay algo
peor que la miseria de la mujer, la pobreza y la miseria del niño. En este
cuadro de Dostoyevski veía a una familia pobre, miserable, condenada al
arrastre del hambre por ellos y la desidia de los demás, no me toma mucho
tiempo llegar a estos cuadros, Allan Pease tiene un libro arrechísimo sobre cómo
llevarte una idea general de la gente a partir de las imágenes que proyectan,
el Dr Arthur Conan Doyle hizo algo parecido con Sherlock Holmes, un cerebro de
semiólogo espectacular. Pero no es necesario ser un detective británico para
ver algunas cosas, solo intuición e imaginación, el sentido común es una cosa
bárbara. Padre pobre, esposa y madre pobre, feto in utero, pobrísimo y
miserable. Todo un cuadro de Dostoyesvki.
Eso no es problema tuyo, me dice el jefe; OK, pero igual no
tiene nada doc, encima es primigesta; Yyy?, lo atenderé yo para salir de eso
rápido.
Cada quien tiene su forma de matar las pulgas, decía un
profesor de castellano en el bachillerato. Algunos las aplastan, otras las
destripan, otras las queman, esto fue un kristeller
y un constante PUJA NEGRA, PUJA, una y otra vez, todo bien, el jefe sabe mucho,
tiene experiencia y no le tiembla el pulso para nada, yo odio todo ese
desnalgue, no quiero decir que soy sensible, me encantan los temas fuertes,
pero el dolor, no se… Primun non nocere, creo
que lo dijo Hipócrates, Primero No Hagas
Daño, y coño chamo, esto se ha puesto feo.
El neonato llora, se pone rosado, todos contentos. El jefe
está arrecho, como habré explicado bien, la escala de la miseria no solo nos
chispea, nos estalla en la cara y nos llena de toda mierda, los sueldos, el
transporte, la vida en general. El jefe se ha llenado de restos, de hace años
la indumentaria necesaria para la atención de los partos no existe, entonces se
llena el antebrazo de execras y arde Troya. Un corte de varios cm en la vagina
de la madre, todo justificado, era necesario, sin anestesia pues porque obvio
no hay, cosas de la vida, cariño, viva la revolución.
La mujer, mil veces regañada y manoteada; cariño, tú te lo
haz guisado y tú te lo tienes que comer, que nadie te ha dicho nada en 9
meses?, son cosas que te llevan a pensar una y otra vez, hasta cuando tanta loquera?
Hazle la rafia, me dice el jefe, Estoy muy estresado. Se
quita los guantes. Doc, no hay anestesia, esa episio esta alta, Resuelve, me
dice, hazlo. Lo hago, pero ni por el coño quería hacerlo, otro doc me dijo una
vez que no entierres un muerto que no es tuyo, ya la había puesto, no me había
negado, recuerdas lo que te dije que soy un obsesionado con seguir las ordenes?
Premio para ti, vas a coser a alguien en carne viva sin nadita de anestesia, te
gusta?
Mami, quiero ser franco contigo, tu bebe está bien, tú lo
escuchaste y lo viste, ya casi hemos terminado pero necesito coserte allá
abajo, no tengo anestesia, a esta hora no hay de donde sacarla acá y no hare
correr a tus familiares a esta hora para conseguirla. (Mi amor sé que estas es PELANDO BOLAS y no voy a dejarte abierta,
aunque yo no te haya hecho esto, hasta que alguien se digne a conseguirme
lidocaína) Vas a ser valiente, necesito de toda tu colaboración.
Al menos usted me trata bien, doctor. Coño de la madre, por qué
dices eso? No te voy a tratar bien ahorita, no será intencional, pero apuñalarte
una y otra vez nos va a doler a los dos. Tomo el portaagujas, aseguro la sutura
y empezamos.
Punto por punto, pataleo por pataleo, grito por grito y yo
maldiciendo todo, absolutamente todo lo que me hace estar aquí y ahora en este
lugar. Mami, me vas a patear, por favor no lo hagas, colabórame; Es que me arde
mucho doctor; Si mami yo sé, pero ya vamos a terminar para que te puedas bajar
de este burro y estar tranquila, colabórame. Cada rafia en el pubococcigio,
iliococcigio, elevador del ano, mucosa, piel, todo es el sufrimiento cristiano
de Benitez en Caballo de Troya, estoy sudando a mil, estamos como a 35 grados
en esa sala, los aires no sirven desde hace varios años, sorpresa.
Tengo un par de compañeros nuevos a un lado, tienen poco
tiempo, se les ve la cara del horror, y lo que viene después amigos, los
compadezco, me veo como ustedes hace par de años solo que todavía no salgo de
muchas impresiones. O quizá es esta sección del trabajo, hacer un trabajo que
te pueda gustar en condiciones de mierda. Tortura vietnamita.
Fueron 15 puntos de entrada y salida con nudo primario y de
seguridad. Al menos fueron el doble de los gritos. Todos retumbando en la
porción vestíbulo coclear de mis nervios, una sinfonía muy acostumbrada en los sótanos
de la antigua inquisición.
El trabajo dignifica a los hombres, trabajar te dignifica y
te forja como ciudadano, pero hemos ayudado? cómo lo hemos hecho?
Perdóname chama, yo no he querido hacerte pasar por esto, se
me frunce el ceño y apreto los molares al escucharte aún cuando ya te fuiste. Aún cuando ya me fui.
Volver a hacerlo, podría, pero quizá son estos pasajes tortuosos los que
terminan de forjarte, es una mentira que me digo. Aun cuando te escucho en el
maldito lóbulo que me hace pensar otra vez en tus gritos, aquí acostado en mi
cama, que me impide dormir aunque no haya dormido, me obliga a pararme, sacar
la máquina y plasmar al castellano lo que mi cerebro me narra una y otra vez,
cansado, con hambre, ecos que desde las profundidades del recuerdo vuelven cada
5 minutos solo para atormentarme.