Luego de leer el primer capítulo de Sam en Choque de Reyes hace varios meses, me dije a mi mismo que yo tendría..., que me encantaría poder escribir algo así. No he visto mejor forma de hacer honor a la obra del gordito Martins que escribiendo una pequeña historia - pidiendo prestado su universo- para ensayar y hacer algo parecido, aunque de forma mucho menos pulcra y talentosa.
Un Hacha más allá del Muro lo empecé hace meses..., llevo varias partes hechas de éste cuento que pretendía en un principio no pasar de las 10 páginas... y creo que ya vamos por la 40. Pero dado que la vida a veces rompe las bolas, el trabajo y la universidad me han puesto demasiadas trabas para continuar el cuento de forma constante... así que me dije: O lo dejas engavetado y así queda algo que empezaste y no pudiste terminar, o vas publicándolo por partes en el blog, obligándote cada vez que entres a que escribas un nuevo capítulo, que trataré sea por semana. Veré cómo me va con ello.
Un Hacha más allá del Muro
(fan fic)
I
La fila de
caballos iba en caminata lenta pero constante por el camino empedrado y lleno
de hierbas bajas, algunas a medio morir
y otras retoñando entre lo poco que daba el espacio de la tierra y los pocos
rayos del sol. El aliento de los caballos dibujaba siluetas que se perdían a
medida que ascendían al cielo de un clima templado, los dedos de sus manos,
aunque sujetaban apenas sin fuerza las riendas de su alazán, estaban engarrotadas
y entumecidas por los días de lluvia. Hacía varias semanas que no sentía el
calor del sol, sus dientes castañeaban pero ya había aprendido a hacer silencio
desde la silla donde se balanceaba con cada paso de su bestia.
Le dolía la
entrepierna por tantos días a caballo, aunque había practicado desde niño al
menos una hora al día, tres semanas sin casi bajarse del caballo sino para
retozar por las noches había dejado un nuevo tipo de herida sobre la cara
interna de sus muslos. Ahora cabalgar tenía otro sentido para August Bengal;
desde que habían dejado las tierras de Cerwyn, donde el castillo ondeaba los
estandartes del hacha y su lema "Afilado y Listo", August solo pensaba en si debía
memorizar ahora un lema nuevo y olvidar los que había escuchado siempre, desde
que tenía la edad suficiente para sostener un palo como si fuese una espada.
"Los Cuervos", "La Guardia de la Noche" o "Los
Delincuentes del Muro", como sea que eran recordados la comunidad negra
del bloque de hielo al extremo norte del Norte, August solo esperaba que fuese
un lugar donde pudiese hacerse un hombre, donde llevar con orgullo el apellido
de su padre o donde tener el espacio que no había tenido como sirviente de los
Cerwyn en el fuerte que era su hogar.
Su padre, Ser
Carles Bengal había formado parte en la corte de Lord Medger Cerwyn, más
estrictamente en las cuestiones de seguridad del lord, y del padre y del abuelo
de éste. Los Bengal eran fieles a los los Cerwyn desde hacía varias
generaciones, y acompañaban al señor del castillo en sus idas de cacería o
cuando el Lord Stark de Invernalia solicitaba la llamada de sus vasallos, los
Bengal eran los primeros en acudir cuando el Lord Cerwyn cabalgaba hacia
Invernalia como sucedió varias veces durante centenarios de años.
- ¿Por qué
vienes al muro tú, chico? - le espetó un hombre cuyo rostro estaba
picado de viruelas, vestía harapos de indigente y el cabello largo y sucio
caído por los hombros.
August vio sus
muñecas atadas, y estas a una cuerda que iban directamente amarradas a la silla
del caballo que iba a la cabeza del grupo. El hermano negro que reclutaba a los
hombres para el muro se llamaba Dick, y éste le había dicho que si bien no
compartiese mucho con los que iban atados hacia el castillo negro, ya que resultaban
ser delincuentes y violadores de poca monta, debía al menos tener una mínima
consideración con los que serían próximamente sus hermanos juramentados. A
August no le gustaba la mirada de éste hombre que le hablaba desde el suelo, ya
que iba a pie; sus ojos extraños, oscuros, como de hielo sucio y llenos de
malicia le recordaron a los hombres de Fuerte Terror, el asentamiento de los
Bolton. Había visto a varios en los torneos que se frecuentaban en el Norte,
donde más de una vez había visto a todo tipo de hombres de distintas casas.
- ¿Bastardo, no?, - se respondió a sí mismo el hombre
de la viruela - quizá le de asco a un señor de vuestra estirpe hablar a
un sucio campesino de las tierras de fuerte terror. - mientras le dirigía una sonrisa a
la cual le faltaban varios dientes.
August no
lograba entender el mensaje oculto tras aquellas palabras, pero al ver la cara
de Dick que se había vuelto al escuchar que el hombre atado se dirigía al joven
Bengal, y al darse cuenta que otros hombres atrás también estaban a la escucha,
tomó iniciativa propia y respondió lo que primero se le vino a la cabeza.
- Quiero ser hermano juramentado y
rendir mi vida y mi honor a la Guardia de la Noche.
Por unos
segundos solo se escucharon las pisadas de las patas de las bestias por el
camino. El sujeto que iba a pie miró a August con los ojos como platos y la
boca semi abierta. Luego estalló en carcajadas sonoras y apabullantes, pero no
quedó ahí, August también escuchó que otros tres hombres que iban a pie también
se reían de su comentario y no pudo evitar ponerse rojo de furia. Vio que Dick
lanzaba un suspiro y luego un escupitajo con saliva roja por el continuo
mastique de sus hierbas coloradas.
- "¡Mi
vida y mi honor a la Guardia de la Noche!", - gritó el androjoso hombre que más
parecía un condenado a muerte que un voluntario a la antigua hermandad negra -
¡éste sí será de los que valen no, Dick!?, ¿de dónde coño lo sacaste?,
¡vamos Dick, dime que no lo sacaste de una cuna alta de los malditos Cerwyn
para ponerlo a jugar a los caballeros y a las doncellas en el maldito muro! - El hombre puso sus muñecas atadas
a un lado de su rostro, como si meditase una oración - ¡Mi vida, mi honor,
mi polla y mi culo a la Guardia de la Noche!
August no estaba
acostumbrado a que alguien de semejante talante se burlase de sus palabras, de
su costado tomó el mango de su espada y cuando pensó en sacarla de su vaina,
Dick había dado una vuelta a su caballo de 180 grados tan rápido, que el
estirón hizo que las cuerdas tensaran las manos y por último el cuerpo del
hombre fuese al suelo de cara. Las risas se habían ahogado inmediatamente en el
grupo de hombres, August apenas podía ver que el hombre a quien había pensado
matar estaba de cara al suelo y mudo del impacto, cuando alzó los ojos tenía la
espada de Dick a menos de 50 centímetros de su rostro, era demasiado
rápido.
- Ni se te ocurra otra vez sacar esa
hoja, muchacho..., - La voz
mostraba serenidad pero al mismo tiempo dureza y seriedad, del surco labial
derecho brotaba más saliva roja como si fuese restos de sangre, escupió hacia
un costado y apuntó con su espada al hombre que empezaba a levantarse del suelo
con el rostro lleno de tierra - si
alguno de vosotros vuelve a provocarme, creo que los lobos para esta noche
tendrán dos cadáveres frescos de los qué comer..., y si queda resto para la
mañana, los cuervos terminarán con lo que quede de sus tripas - , apuntó con sus ojos a August, el
chico sabía que Dick hablaba con la seriedad de su túnica negra y sus arrugado
rostro - ¿quedó claro,
muchacho?
- Sí, ser
Dick.
- No soy
un maldito Ser. Ahora andando, Ripper, pronto estaremos en El Agasajo y más
adelante, El Muro, no quiero tener que decir que te arrastré todas estas leguas
para matarte antes de llegar con el Lord Comandante.
El hombre al cual Dick llamó como Ripper era el androjoso que todavía escupía restos de tierra al momento de reanudar la marcha. August se sintió idiota al saber que ya tenía al primer enemigo en la guardia, y no le quedaron dudas cuando éste viejo Ripper, que más tarde se enteró era un asesino y violador implacable, le miraba desde el suelo con los ojos inyectados en sangre.
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