domingo, 20 de noviembre de 2016

Un Hacha más allá del Muro parte II

II

Ser Carles Bengal había tenido cuatro hijos fornidos con los cuales había asegurado el linaje de su apellido. Aunque a todos los Bengal habían tenido cierto destino asegurado cerca de la corte de los Cerwyn, con tal número de hombres era también seguro que no habría espacio para los cuatro entre las filas de tan alto honor. Por lo que en los dos primeros hijos se había desarrollado una sana competencia por la oportunidad de sobresalir como hijos del caballero Bengal.

El mayor de los cuatro había sido ungido como caballero por el mismo Lord Medger Cerwyn a los 16 años de edad, luego de mostrar su valía como escudero durante cuatro largos años, después de una cacería de varias semanas habían vuelto al fuerte con gran cansancio y pesadez, entonces, en misma presencia de su padre, Lord Cerwyn ordenó a su escudero Bastian que se despojase de su montura. El nervioso muchacho lo hizo lo más rápido que pudo solo para luego encontrarse de frente a la montura de su señor.

- ¡De rodillas, Bastian Bengal! - retumbó la voz de Cerwyn a lo que el joven Bastian hincó, esperando con miedo una reprimenda frente a su padre o sus hermanos y el resto del castillo quienes habían salido a recibirlos. No quería alzar la vista por su temor, imaginaba el gesto serio de su padre a espera de la deshonra.

- En nombre de Robert Baratheon, Primero de su nombre, protector y Rey de los Siete Reinos; en nombre Lord Eddard Stark, señor y protector del Norte; al amparo de los antiguos dioses, yo, Lord Medger Cerwyn, señor del castillo Cerwyn y abanderado de la casa Stark de Invernalia, - sacó la espada de su cinto en un lento movimiento para que deslumbrase ante los ojos de los testigos, postrándola sobre el hombro del mayor de los hermanos Bengal - te concedo el título de caballero legítimo. Arrodillado como escudero, levántate ahora como guerrero del Norte, Ser Bastian.

August había visto como su hermano mayor era ungido como se hacía en el norte, en nombre del rey, en nombre del señor de Invernalia y en nombre del castillo de donde era oriundo el caballero. Vio también como su padre miraba desde su montura, a lado del señor, con gesto orgulloso a su mayor hijo Bastian, y también vio la envidia sana de su otro hermano, Claud Bernal, que le tocaría seguir como escudero del hermano menor del lord unos cuantos años.

August tenía 13 años cuando le dieron la oportunidad de demostrar su valía como escudero de un viejo ser de nombre Merrick. Era un hombre entrado en varios años que prefería utilizar al joven Bengal como mayordomo que como escudero de armas. August no tenía unas fuertes convicciones de demostrarle la valía a los demás hombres del fuerte, puesto que al entrenar en combate todos los días con su hermano Claud y estudiar por las noches las estrategias militares con su padre Ser Carles y su hermano Ser Bastian, el trabajo como escudero era una labor de tradición más que de necesidad para llegar al título que ostentaban los hombres en su familia. Tres años después, con una experiencia considerable ayudando al viejo Merrick al que ya casi no le quedaban cabellos sino unas pocas mechas blancas, tras una mañana donde ensillaba el caballo del viejo Merrick, el señor con su mandíbula temblorosa le dio órdenes claras al joven Bengal.

- Ensilla tu caballo, August. Hoy te enseñaré cómo se lanzan las flechas desde el arco en campo abierto. 

No era que August Bengal a los 16 años no supiese usar un arco, a su edad era normal asestar la mayoría de los tiros si se tenía la práctica adecuada, pero para un hombre de casi 70 años como Ser Merrick la memoria era uno de los recursos con los que el hombre ya casi no podía contar. Había días donde le decía a su escudero cómo ensillar un caballo, cómo sostener una espada, el nivel de la separación de los pies y cómo esquivar las estocadas del oponente aunque August tuviese años dominando la técnica. Su padre le pedía paciencia, sus dos hermanos mayores con sus carcajadas se la acortaban. Solo su hermano menor, Edmund, un niño de 7 años, parecía que podía entender la frustración y las numerosas quejas de su hermano.

- ¿Podemos llevar a mi hermano Edmund, señor?

- ¿Edmund?..., - las cejas encanecidas del anciano caballero se arquearon con decir el nombre, y sus ojos entrecerrados denotaban que en los recuerdos de Ser Merrick no había un Edmund como hermano de su escudero. - Sí, Claud puede acompañarnos, también puedo enseñarlo a él cómo se tensan los arcos ¡je, je, je!

-No Claud, señor; Edmund Bengal, mi hermano de 7 años. El menor de los hijos de mi padre.

- Oh..., sí, sí, el pequeño puede venir. - 
August sospechaba que el viejo no tenía idea de quién era Edmund, pero mejor que nada, le dijo a su hermano que irían a practicar el tiro con arco y éste no cabía en sí de júbilo.

Habían salido antes del amanecer, el frío de esa madrugada se metía entre los guantes de cuero y de su boca emitían suaves ráfagas de aliento. A media mañana habían lanzado tantas flechas que habían tenido que recargar los carcaj una docena de veces. De los hermanos Bengal, Ser Bastian era mejor con la lanza, Claud tenía una habilidad soberbia con el arco y las hachas, August podía defenderse con cualquiera pero la danza de las espadas era el ritmo que mejor sabía entonar, mientras que el pequeño Edmund parecía tener una habilidad decente para los arcos a su edad. No había acertado ni a la mitad de los blancos, pero no le daba descanso a su joven brazo y hasta Ser Merrick había reparado en augurar que dentro de unos años, entre las filas de los Cerwyn habría un arquero Bengal con famosa habilidad.

Al paso del día, con casi el sol sobre el punto medio del cielo, tomaron un descanso dejando que los caballos pastaran mientras el joven escudero sacaba una casuela llena de huevos pasados por agua y manzanos para almorzar.

- Lo he hecho bien, ¿verdad Ser Merrick?

- Así es pequeño, pronto podrás dominar la técnica. Parece que fue ayer cuando le enseñaba a tu hermano cómo tensar las cuerdas y apuntar con los ojos el punto a donde quisiera que fuese la flecha.- 
August no sabía de quién hablaba Ser Merrick, pues a lo que más le había enseñado el anciano caballero había sido en tener paciencia, madrugar y ensillar a los caballos, las tácticas militares, el combate y la cacería lo había aprendido de sus hermanos, su padre y el resto de hombres en el fuerte de Cerwyn, pero ante esto August prefería guardar silencio, y Edmund parecía seguirle la corriente al anciano caballero preguntándole por historias, aventuras y pidiéndole consejos sobre cómo seguir rastros, como maniobrar ante las lanzas u otro montón de cosas que seguro su padre le enseñaría con mejor criterio cuando tuviese la edad.

Ante esto, Ser Merrick aguardó silencio y sonrió para sí. - ¿Ves aquello, joven Bengal? - el dedo enguantado del anciano apuntó hacia la aglomeración de bosques de pino, robles y sauces que se extendían por kilómetros y kilómetros entre tierras y montañas de follaje y vegetación.


- ¿El Bosque de los Lobos, Ser Merrick? - El caballero asintió lentamente sin dejar sonreirle al niño. August miró en la misma dirección del dedo y un latido acelerado galopó en su pecho al tiempo que miraba el rostro complacido de su señor. El Bosque de los Lobos era temido hasta por los hombres más aguerridos del Norte. Solo un tonto querría entrar solo..., y dos hombres y un niño no harían mucha diferencia entre la semejante estupidez que seguramente se le estaba ocurriendo al viejo.










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